miércoles, 16 de febrero de 2011

Deportes: La absolución de Contador...un arma de doble filo.

Ayer conociamos la noticia de que nuestro mejor ciclista en la actualidad, Alberto Contador, había sido absuelto por la Federación Española de Ciclismo, organismo encargado por la UCI y la AMA, para ejecutar publicamente al corredor de Pinto. Esta decisión ha causado cierta conmoción a nivel mundial, en unos casos para bien (los que creemos en la inocencia del madrileño) o para mal (para los que creen que es un yonki más dentro del mundo del ciclismo profesional).

Sinceramente creo que se ha hecho justicia. Los niveles de Clembuterol que se encontraron en la sangre de Contador el día del análisis eran tan infimas que ya de por sí la posiblidad de dopaje era cuestionada incluso por medios franceses (algo muy muy raro estando de por medio un corredor español). De hecho, el similar caso del tenista Otcharov, absuelto por lo mismo, aunque con niveles más altos de este producto en su sangre, sirve para ilustrar que la tesis de la contaminación alimenticia puede ser muy plausible. Las informaciones posteriores sobre restos de plástico en su orina, no fueron ni siquiera probados ni presentados como prueba fiable. Datos procedentes, como no, de Francia, gracias a filtraciones del laboratorio alemán de Colonia donde habían tenido lugar los análisis, violando la privacidad del corredor, y dejando su dignidad por los suelos.

El problema del ciclismo con el dopaje es algo ya casi endémico, creo que existe, desde que este deporte existe. Como también aseguro que grandes leyendas del mismo (Amstrong, Indurain, Merckx, Pantani...) estaban dopados hasta las orejas, vamos, segurisimo. Lo que me hace hervir la sangre es la doble vara de medir de la UCI en este tipo de situaciones, un organismo liderado por un señor, Patt McQuaid, que cada vez que tiene un microfono delante, lo usa para poner en duda la limpieza del ciclismo español casi exclusivamente. Lo mismo sucede con la prensa francesa, tan dada a la doble moral también en estos temas, en fin, un asco. El problema va a estar en los ciclistas que si se hayan dopado, y busquen los resquicios legales que hagan falta, para salir impunes tras su trampa. O los que igual eran inocentes, y fueron sancionados, como es el caso de Alejandro Valverde, que fue sancionado con 2 años, sin haber sido probada su culpabilidad en ningún momento.

El problema está en que cuando aparecen tramas de dopaje tan serias como la Operación Galgo, se hace un flaco favor a nuestro deporte, ya que suelen pagar justos por pecadores, y es algo que parece que nos estamos ganando a pulso.

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